Inteligencia Colectiva

Portal Informativo de las Carreras de Periodismo y Comunicación de la Universidad Blas Pascal.

Silencio entre tanto ruido

Por Delfina Cuevas

En un domingo como cualquier otro, te esperás la mayoría de las calles del Centro desoladas. Pero este 24 de marzo fue uno de los domingos cuando más gente salió de su casa. Y es que, este no era un día común en Argentina, era el domingo en el que se cumplían 48 años del último golpe militar. La multitud se empezó a juntar a partir de las 17, en Colón y Cañada.

Hay entre los manifestantes organismos de Derechos Humanos, organizaciones de la sociedad civil, artistas, gremios y sindicatos, agrupaciones estudiantiles, movimientos sociales y partidos políticos.

Entre toda la muchedumbre, algo llama la atención. Se empiezan a escuchar ruidos de bombos junto a otros instrumentos. La gente rodea a unas personas mientras aplauden eufóricamente. En el centro, adelante de los músicos, hay seis mujeres bailando.

No es fácil identificar qué tipo de baile es, pero es atractivo. Es un grupo de compañeras de danza afroamericanas de orixas, que se sumaron a la convocatoria de la cuerda de candombe de Córdoba.

Entre ellas está Daniela de 37 años, una mujer alta de pelo castaño, oriunda de la provincia de Formosa, que llegó a Córdoba para formarse como psicóloga. Se recibió, formó una familia en esta ciudad y actualmente es docente, trabaja en escuelas secundarias dando clases y acompañando a personas en situación de discapacidad. Además, baila en un grupo de danza afrocolombianas con compañeras y amigas desde el 2018.

Para ellas, la marcha del 24 todos los años son significativas ya que como sociedad reafirma el deseo de una sociedad mejor… Más justa. Sin embargo, Daniela afirmó que este año en particular fue más necesario participar por el contexto social y económico que se está viviendo. Considera que es indispensable seguir construyendo políticas igualitarias e inclusivas que eviten el negacionismo y el discurso de odio. Que se reivindique a los que no están. A quienes siguen buscando su identidad, verdad y justicia.

Como docente asegura que sigue siendo una fecha imprescindible para trabajar la memoria colectiva. Ese lugar que nos reúne y convoca y que reconstruye parte de nuestra identidad social. Desde 2012 que va a la marcha con familia, amigos, con la danza o sola.

Los aplausos del público conforman el ritmo de los pasos, una bandera de los derechos humanos se asoma por encima de la gente.

Su propuesta era bailar fundamentalmente los arquetipos de Ogum (el guerrero) Xango (la justicia) y Lemanja (la amorosidad de la gran madre, que contiene y cuida el poder del amor que vence al odio y nos hace reencontrarnos en y con la otra persona).

Con respecto al argumento Dani da a conocer un mundo y términos extraños para muchos. Uno de ellos es “Avamunhau”: una danza de inicio y de limpieza para lo que va a venir. Lo que vas a ver, escuchar, lo que se va a decir.

O “Exu”, que marca los caminos que tienen corazón, que pulsan, que están vivos. Despeja velos, mentiras, confusiones. A veces las genera pero en este caso corre los velos. Prepara el terreno para Ogum, que avanza sobre lo que ya Exu despejó, con claridad y determinación absoluta. Ya no hay velos, hay acción concreta y definida sobre lo que si y sobre lo que no…

En este caso, se pensó a “Ogum” como el pueblo trabajador y su lucha, histórica.

Ogum primero representa el trabajo, es el gran arquitecto, constructor de caminos y quién materializa a través del trabajo incansable. Luego viene su dimensión de guerrero, de luchador, de defensa y ataque cuando su construcción se ve en peligro. La misma herramienta que usa para trabajar es la que usa entonces para defenderse.

También está presente “Xango”, quien representa la justicia y las leyes. Señala lo que está escrito. Señala y protege el valor de la ley escrita. Y “Lemanja” recuerda lo blando, amoroso, el necesario encuentro y el reencuentro con el semejante, con la otra persona que tengo al lado. La mutua contención. Baña de sensibilidad y humanidad. Propone miradas, abrazos, lo inmenso y poderoso del amor que salva, refugia y vence.

Ella junto a sus compañeras fueron construyendo esta intervención desde el deseo, desde la necesidad de compartir con otras personas, de marchar bailando y abrir caminos a la población.

Casi al finalizar el baile se quedan en silencio, cinco de ellas realizan una forma de escudo mientras la del medio muestra un “Nunca más” escrito con tinta roja en su muñeca. Luego, se asoman al público.

Daniela viene hacia mí, nos damos la mano y nos quedamos mirando fijo a los ojos durante 5 minutos, sentí toda una historia detrás de ella. Ninguna de las dos ni nadie alrededor dijo nada, lo único que salió de su boca fue un “gracias” antes de separarse de mí. Era todo silencio pero ese silencio valía mucho más que mil palabras.

Grupo de compañeras de danza afroamericanas de Orixas, junto a la cuerda de candombe de Córdoba, realizan una performance en la marcha por el 24 de Marzo en Córdoba
(Delfina Cuevas)
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Daniela cuenta que ese silencio puede tener diferentes interpretaciones, por un lado en la intervención querían significar ese silencio, que viene luego de una lucha intensa por los derechos, por los que estuvieron y los que están. Tiene que ver con la acción de bajar la guardia para disponerse al encuentro con un otro.

Ese silencio intenta marcar un paso de la lucha, de lo duro, del sufrimiento, hacia otro espacio donde encontramos lo blando, amoroso que se produce cuando lo colectivo y comunitario construyen y albergan otras formas de encontrarnos. Silencio para poder pensar, sentir, mirar, escuchar, buscar, encontrar/nos…

Su silencio era el mismo de todos los artistas que fueron censurados y exiliados. Su silencio transmitía cada verso de todos los libros prohibidos y retirados de circulación, para después arder sus hojas a la vista de todos. Era un silencio que mostraba una sociedad dividida, era el silencio de una familia o un grupo de amigos que perdió a un ser querido. Era el silencio de alguien que volvió pero ya no era la misma persona. Ese silencio hoy permite reflexionar y saber que ese acontecimiento que sufrieron los demás es lo que nunca se debe olvidar.

La marcha del 24 de Marzo de 2024 no fue una más. Miles de personas dijeron presente, y el arte fue protagonista.