Por Trinidad Noguera

Edmundo Ramos es un ingeniero cordobés de 66 años que creó un auto que funciona únicamente con basura. Gracias a su inventiva, logró que muchas personas de todo el mundo repliquen su sistema.

Desde que es pequeño, Edmundo siempre estuvo movilizado por dos lemas. El primero es “el que no vive para servir no sirve para vivir”. El segundo lo aprendió de su abuelo: “Las cosas imposible se logran rápidamente, los milagros demoran un poco más”.

Después de una larga trayectoria profesional en Norteamérica, sintió que debía hacer algo útil para la humanidad y “sin fines de lucro” durante todo el tiempo libre del que ahora disponía. A tal punto que cuando empezó con su creación, pensó: “Estoy plantando la semilla de un árbol cuyo fruto no voy a ver”.

Se planteó algo que aparentemente era imposible. Luego de 12 años, lo logró.

La idea de su creación surge cuando se da cuenta que el mundo se mueve en base al petróleo, pensando que este recurso es infinito. Se preguntó qué vamos a hacer cuando comience a escasear el combustible, qué va a pasar con las máquinas agrícolas que siembran y cosechan nuestra comida, con las ambulancias, los policías… Entonces comenzó a pensar cómo reemplazar el petróleo de los vehículos pero, por algo que no se acabe nunca.

Entonces, pensó en la basura. “Si nos descuidamos vamos a terminar tapados de basura. La tiramos pensando que no tiene ningún valor y esta tiene un gran valor energético, a tal punto que el plástico es 100% combustible. El plástico es petróleo sólido”, remarca.

Así fue que Edmundo empezó a indagar si existía alguna fórmula para crear autos que funcionen a basura. En internet no encontró nada, así que comenzó a crear e investigar por su cuenta.

Un proceso largo

Fueron 12 años de pruebas y muchos errores hasta que en el 2018 crea su primer gasificador con el cual finalmente logró generar lo que él llama “gasura”, (un gas hecho a partir de basura).

Para ello utiliza residuos orgánicos secos y combustibles, como por ejemplo, cáscaras, carozos, semillas, restos de poda, pedazos de madera, carbón, corteza de árbol y bellotas. “Me di cuenta de que si los autos pueden funcionar con GNC, también podrían hacerlo con gasura’, reflexiona.

El momento decisivo llegó en febrero de ese año. Decidió comprar una Ford Ranchera del año 1983. Probó encenderla utilizando gasura, pero se enfrentó a una gran decepción: la camioneta no arrancó.

Luego de dos años en los que pensó en dejarlo todo, el 2 de octubre del 2019 logró que el auto salga a la calle funcionando con basura como combustible.

Fue una “fecha histórica”. En la etapa previa, su única preocupación era lograr el auto basura. Realmente pensó, creyó y confió en que esto iba a ser algo útil para la sociedad. Incluso tuvo un momento de depresión cuando decidió abandonar el proyecto.

Antes de que el auto funcionara a basura era prueba, error, error, error, error. Prueba, error, error, error, error. “Como dice mi señora soy muy cabeza dura, cuando se me mete algo a la cabeza no paro hasta lograrlo”, dice entre risas.

La meta siempre fue muy ambiciosa no desde lo económico sino desde un servicio a la humanidad. Edmundo cree que valió la pena poner todo su esfuerzo, dinero y renuncias.

Cuando logró que la Ranchera funcionara, comenzó otra etapa de su vida. Tuvo que enfrentarse a nuevos retos tales como averiguar cuál era la máxima velocidad y el máximo recorrido del vehículo. Luego se enfocó en hacer un manual para que la gente pueda replicar su invento.

Además tuvo que aprender a manejar sus redes sociales para poder difundir su creación. Hoy su jornada consiste en dos etapas. Durante el día trabaja en su taller, pero por la noche se encarga de sus redes sociales. “No hay día que no entre a Facebook”, agregó.

Cómo funciona el “Auto Basura”

Edmundo siempre dice que su auto es trifásico. No porque sea eléctrico sino porque tiene 3 combustibles: nafta o gasolina, gnc y basura. “Mi auto es como un árbol con ruedas”, acota.

Remarca que puede funcionar únicamente con basura, no contamina, limpia el planeta y aporta un 20% de oxígeno mientras está andando.

Su funcionamiento es muy sencillo, no es una usina termonuclear. Es un tambor metálico con una tapa y dos agujeros. Se abre la tapa se llena de residuos secos combustibles, se cierra la tapa, por el agujero de abajo se prende fuego. El humo sale por el agujero de arriba, ese humo es “gasura”. Sale con polvo y ceniza, asique tiene un par de filtros para que el gas basura llegue limpio al motor.

Impacto mundial

Dice que nunca estuvo motivado por un interés económico. “Es un regalo de Argentina para el mundo”, sostiene. Es por eso que creó dos manuales, uno en español y otro en inglés, para construir el dispositivo que permite que los vehículos funcionen con “gasura”. Están subidos a internet para que el que desee pueda guiarse y copiar este invento.

A lo largo de los meses, Edmundo se fue enterando de algunas personas que ya lo lograron. Hay uno de Suecia, uno de los Estados Unidos, uno de África, dos de Paraguay, dos de Argentina y uno de Bolivia. El sueco probó en agregar residuos plásticos y lo logró. Es decir que él ya está limpiando basura plástica del planeta.

“Yo me puedo ir de este mundo sabiendo que deje algo útil. Mucha gente me dice que podría haberme hecho multimillonario con este proyecto. Yo creo que ese dinero no me hubiera hecho tan feliz como ahora porque el dinero no compra la felicidad. Soy feliz siendo útil para la sociedad”, afirma mientras acelera su Ranchera que se mueve a basura.