Inteligencia Colectiva

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Rogelio Demarchi: La emoción nos va a seguir distinguiendo de las inteligencias artificiales

Rogelio Demarchi (Gentileza Babilonia Literiaria).
Por Ariana Nogueira

Dotado de un excelente léxico que evidencia su sabiduría, Rogelio Demarchi se dedica a poner en cuestionamiento la realidad presentada, utilizando sus profesiones como canal para cumplir este papel. Su afición por el lenguaje es lo que lo lleva a estudiar Letras Modernas, y gracias a ello pudo transmitir el valor de la palabra en distintas oportunidades: ayer como docente; hoy como escritor, crítico literario en La Voz del Interior y, por último, como miembro del programa de Investigación del Centro de Investigaciones y Estudios sobre Cultura y Sociedad (CIECS).

En medio del auge del Chat GPT-3 y otras inteligencias artificiales, el rol del artista está siendo desafiado por la automaticidad de las tecnologías, que pareciera que con un simple clic puede poner en juego nuestros trabajos, o peor, poner en juego la humanidad del artista. Conversamos con Rogelio acerca de ellas, sus peligros y el panorama artístico del futuro.

–Te voy a leer un fragmento que dice lo siguiente: “Algunas señales de alerta se encendieron entre quienes realizan trabajos creativos luego de que se comprobó que Chat GPT puede generar poemas, artículos periodísticos y hasta cuentos cortos, entre otras cosas. Cuando se le pregunta si puede crear una pieza artística, Chat GPT responde que sí, pero que no tiene capacidad de generar algo original de forma autónoma, que utiliza patrones y estilos previamente aprendidos y no es muy distinto a lo que hace una persona. Como escritor y periodista, ¿qué se te viene en mente cuando lees este fragmento? ¿Estás de acuerdo?

–Tu primera pregunta es compleja. ¿Con qué yo estaría de acuerdo o no estaría de acuerdo? Por mí, hagan lo que quieran. Nadie puede estar en contra de la creatividad humana; por lo tanto, nadie puede estar en contra del chat GPT o de cualquier competidor que le salga a futuro. Lo inventan mentes humanas; lo crean, diseñan, imaginan y llevan a la práctica. En cuanto a las capacidades de lo que pueda hacer el chat GPT, creo que es probable que tenga capacidad para hacer muchas cosas. El punto es, ¿qué de eso puede ser divertido? ¿Qué de eso puede ser peligroso?

–Siguiendo la línea de lo que puede llegar a ser peligroso o no, teniendo en cuenta que fuiste docente y cada vez son más los chicos que utilizan este chat para hacer sus tareas o evaluaciones ¿Utilizarías estas herramientas para enseñar?

–Bueno, ahí entramos en el terreno de lo escabroso, de lo preocupante del asunto. De mí parte, yo no enseñaría con el Chat GPT; creo que se debe prescindir de él en cuánto a términos de escritura, de procesamiento de ideas y más aún, de periodismo. De hecho, me parece que es el tópico más preocupante que tiene la utilización del GPT desde la perversión. Utilizar el chat desde un lado periodístico nos abre la tranquera al vasto campo de la fake news y las noticias falsas, o puede alimentar perfiles falsos en las redes sociales que fogoneen determinadas discusiones en la esfera pública manipulando datos de la realidad. Hagamos de vuelta la aclaración de siempre: cualquier tecnología, instrumento o herramienta está pensado para determinados usos. El uso perverso no forma parte de las consideraciones de su producción. Yo no enseñaría a manejar peligrosamente eso. Por el otro lado, yo creo que mi función como docente debería ser enseñarte a escribir, a ‘frotar la lamparita’ de tu cabeza para que te salgan buenas ideas, para así poder escribirlas sin necesidad de recurrir a una inteligencia artificial.

–Cómo escritor, ¿qué generación de artistas se nos viene? ¿Qué predicción podríamos hacer?

– (Rogelio ríe) No soy bueno para la astrología ni para la meteorología. No soy capaz de predecir nada. Lo que puedo predecir es el pasado, que demuestra que al creativo, de la disciplina que fuere, le gusta la transgresión. No sé si el chat GPT servirá para eso en el ámbito literario, o en cualquier otro ámbito del arte. Pero ¿por qué te digo que el pasado te demuestra cómo va a ser el futuro? Porque en el siglo XVIII, en el siglo XIX y en el siglo XX, hubo mujeres que escribían, pero que sabían perfectamente que si se presentaban a un editor con nombre de autor femenino, no les iban a aceptar el texto, entonces usaban pseudónimos masculinos. Después, cuando se encontraban cara a cara con los editores la situación era otra y ya el editor se había interesado en el texto. No me extrañaría que se arme algún escándalo literario con un editor que inventó un perfil de autor y puso cualquier foto, para esconder que en realidad le tiró una X cantidad de pautas al GPT para inventar una novela o inventar una serie de cuentos, etc. Y que eso se convierta en best seller o en fenómeno de ventas o cosas por el estilo.

No sería de extrañar, pero lo que está atrás de eso, más que la producción del GPT, es la transgresión, el rompimiento de una norma, de una barrera ética, o una barrera cultural, por parte de una X cantidad de personas o de una persona en determinadas condiciones dentro de la industria cultural.

–¿Qué tan indispensable es el componente humano a la hora de ser artista?

–Me resulta muy difícil pensar que una máquina pueda llegar a emocionarse. Creo que el arcoíris de la emoción es lo que nos va a seguir distinguiendo de las inteligencias artificiales. A mí la escritura me puede provocar placer, tristeza o alegría. Se puede originar en múltiples cosas que yo haya sentido, siguiendo esa línea me animo a pensar que podríamos reformular el viejo principio cartesiano: pienso, luego existo. Para nosotros debería ser más que nada, siento y después existo, o sino siento, pienso, existo. Esa debería ser la deducción más lógica. Hay 900 millones de emociones en lo que uno va escribiendo. Escriba el género que sea, lo mismo le debe pasar al pintor, ni hablar al músico, al que hace teatro, el que se dedica al arte fotográfico.

En fin, me parece que ese es el quid de la cuestión, el arco emocional, el goce que hay en juego ahí, en la producción, en la elaboración de eso, en la plasmación de eso que se te ocurrió de alguna u otra manera y que lo vas a intentar plasmar con las herramientas del arte que hayas elegido.

Es crítico literario, periodista en La Voz del Interior y ha ejercido la docencia. A su vez, es miembro de un programa de investigación del Centro de Investigaciones y Estudios sobre Cultura y Sociedad (CIECS). Pero por sobre todo, Rogelio Demarchi es un artista que interpreta el mundo sensible a través de las emociones, para luego canalizarlas en la escritura.