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Sofía Vier: “Lo que más amo es la aviación de combate y lo que más anhelo es poder volar el F16”

Por Lucila Garombo

Sofía Vier nació en la ciudad de Córdoba en 1993 y lleva en su ADN la pasión por los aviones, aunque esto no fue un condicionante para su elección. En su familia, donde su abuelo materno fue pionero en la Fuerza Aérea Argentina, su papá es piloto retirado de avión caza y su tío helicopterista, siempre le inculcaron la igualdad entre el hombre y la mujer. Pero cuando ella decidió ingresar a la Fuerza quisieron persuadirla para que no entre porque “no era un ámbito para mujeres”. Sin embargo, contra todo, en el año 2013 comienza su formación.

Gracias a sus elevados promedios, en el año 2018 fue elegida para realizar un curso de aviador militar en Estados Unidos, luego de una evaluación que contempló su desempeño en vuelo, el nivel académico, su nivel de inglés y las capacidades éticas militares. Después un año y medio en la Base Aérea de Columbus, se convirtió en la primera argentina que egresó del Programa de Liderazgo y Aviación de la “US Air Force”. Allí nace su indicativo “Marvel”, apodo que usa para identificarse dentro y fuera de la Fuerza Aérea.

Sofía obtuvo su especialidad de cazabombardero durante el 2020, en el Curso de Estandarización de Procedimientos para Aviadores de Combate (CEPAC) que tiene lugar en la IV Brigada Aérea, situada en El Plumerillo, Mendoza. Formó parte de la élite de vuelo en la V Brigada Aérea, en el escuadrón A-4 AR Fightinghawk, en Villa Reynolds, San Luis.

Disfruta de su presente como instructora de vuelo y, aunque el lugar de la mujer siempre fue controversial dentro de la Fuerza, ve con esperanza el futuro. Percibe en sus alumnos un cambio cultural y generacional que resulta ser muy positivo y que la motiva a seguir.
“La Fuerza Aérea fue el lugar que me permitió cumplir mi sueño y estoy agradecida por eso”, contó.

-¿Cómo surge la idea o el deseo de ingresar a la Fuerza Aérea?

-Fue durante mi etapa en el secundario. Cuando planteé la idea en mi casa tanto mis papás como mis familiares y amigos me decían que no era para mí, que no era para las mujeres, que la iba a pasar mal, entonces decidí no comenzar. Cabe destacar que vengo de una familia de militares. Mi abuelo materno fue uno de los precursores de la Fuerza Aérea en Argentina, hizo el primer curso de aviador que se dio en el país. Mi papá es piloto retirado de caza y mi tío helicopterista. Asique creo que este amor por la aviación lo llevo de alguna manera en la sangre. Por ejemplo, mi regalo de 15 fue que mi papá me llevó a volar en planeador, después de eso sentí que volar era lo mío, mi vocación.
Cuando terminé el secundario, empecé arquitectura, lo que no me gustó para nada ni tampoco disfruté, hice un año y dejé. Después de esa experiencia decidí ingresar definitivamente a la Fuerza Aérea. Siempre me fascinó todo lo relacionado a la aviación.

-¿Cuál fue tu camino dentro de la Fuerza Aérea?

-Ingresé a la Fuerza Aérea en el 2013 para ser oficial en la Escuela de Aviación Militar porque quería ser piloto militar. Hice cuatro años para ser oficial. Y una vez que egresé como oficial, egresé con el mejor promedio de la Licenciatura de Conducción de Medios Aeroespaciales para la Defensa. Quedé segundo promedio más alto en la en toda la carrera, que incluye la parte militar. Toda la carrera duró cuatro años. Luego, por orden de mérito, nosotros le decimos antigüedad, y por un test de coordinación junto con un curso de vuelo a vela sin motor, sacan un promedio y eligen los que van a ir al aire. Nosotros tenemos tres escalafones, el primero que son los pilotos, el técnico, que son los ingenieros y el general. Quedé segunda en promedio por lo que entré al escalafón del aire y cuando estaba por empezar el curso de aviador, surge una beca para hacer el curso de aviador militar en con la fuerza de Estados Unidos que duró un año y ocho meses. En Estados Unidos me fue muy bien y cuando vuelvo elegí ser piloto de caza de bombardero cuya formación fue durante un año en Mendoza volando IA-63 Pampa II. Luego me convertí en la primer piloto de caza bombardero del país y de ahí pasé a volar la aeronave A-4 AR Fightinghawk en la V Brigada Aérea, de Villa Reynolds. Después de esta etapa en San Luis, decidí volar como instructora en la escuela de aviación militar que se encuentra en Córdoba y actualmente soy la primera instructora mujer de vuelo del país.

-¿Qué es un caza bombardero?

-Hay tres subespecialidades dentro de la carrera de aviador. Podés ser piloto de helicóptero, de transporte o de caza. Entonces, cuando sos piloto de transporte, básicamente volás los aviones más grandes que trasladan personal, material o paracaidistas, y cuando volás caza, piloteas los aviones más chicos que están hechos para el combate y tienen la capacidad de tirar bombas o misiles. Hay distintas áreas de la caza, como lo es la caza interceptación, que es cuando buscas a otros aviones o el caza bombardero que realiza ataque a tierra.

-¿De todos los ingresantes a la Fuerza Aérea, eras la única mujer?

-Al principio no, entramos 30 mujeres, de las cuales egresamos seis. Y después, al curso de aviador, entramos dos. La otra chica es helicopterista y yo piloto de caza.

-¿Cuál es el lugar de la mujer en la Fuerza Aérea?

-Es un lugar controversial. No hay ningún impedimento legal para que una mujer llegue a donde yo llegué. Si es verdad que hay ciertas trabas en el camino que hacen que el filtro sea bastante grande y notorio para las mujeres, lo que lo convierte más difícil de transitar que para el hombre. No se necesita demostrar fuerza bruta o ser masculina, sino que se necesita alta resolución de problemas y tener la capacidad y coordinación suficiente para volar un avión. Nada tiene que ver con el género. Hay muchos hombres que sufren de vértigo por ejemplo y eso los hace físicamente incapaces de volar un avión. Aun así, la Fuerza Aérea fue el lugar que me permitió cumplir mi sueño y estoy agradecida por eso.

-¿Pasa lo mismo en Estados Unidos?

-Para nada. El haber podido estar un tiempo compartiendo en la Fuerza Aérea estadounidense, me mostró una fuerza mucho más avanzada, sin prejuicios de género. Al contrario, tienen a la mujer en alta estima. Por ejemplo, la primera mujer piloto de avión de caza se egresó en el año 1993, el mismo año que nací yo. Mi jefa durante mi estadía era mujer, volaba un F16 y tenía más de 200 horas de combate real.
Allí era tratada como una más, no hacían diferencia entre una mujer y un hombre, y eso fue lo que más me gustó de la experiencia allí

-¿Notás cambios actualmente con respecto a cuestiones de género?

-De a poco se van cambiado ciertas estructuras. Creo que es cuestión de tiempo y cada vez hay más espacios ocupados por mujeres, las barreras se van levantando y la gente se va acostumbrando a vernos en lugares donde antes no nos imaginaban.
En mi caso hoy ocupo un lugar de enseñanza y no tengo problema con los alumnos. Ellos respetan mi lugar de docente y de mayor experiencia, aunque sea mujer. Lo mismo pasa con mis pares, creo que es una cuestión cultural.

-¿Cómo surge tu apodo “Marvel”?

-El indicativo Marvel surge cuando yo estaba haciendo el curso de aviador en Estados Unidos y ese año sale la película Capitana Marvel. Yo a mis compañeros siempre les decía que iba a ser piloto de combate y molestaba mucho con eso. Siempre dentro de la Fuerza existió como una pica entre los helicopteristas, los de combate y los de trasporte y en ese momento me cargaban diciendo “vamos a ver a la piloto de combate con la futura piloto de combate”.


Y todo empezó como un chiste, me decían la “Marvel Sudaca”, la “Marvel Manaos”. Pero al momento de elegir un indicativo, no sabía cuál elegir y me decidí por Marvel. Cabe aclarar que durante un combate real se cambian los indicativos por una cuestión de inteligencia y de cuidado ante el enemigo. Pero en el día a día, en el trabajo e incluso en algunos ámbitos extralaborales, me llaman Marvel.

-Después de 11 años de formación y carrera, ¿Cuáles son tus objetivos? ¿Cambiaron con respecto a los que tenías al inicio?

-Obviamente mi objetivo cambió completamente cuando yo dejo la unidad de combate. Me frustré mucho en ese momento, incluso dudé si dejar la Fuerza Aérea, pero bueno, dentro de mí es como que hay un amor muy grande hacia la Fuerza que hizo que yo decida quedarme. Lo que más amo es la aviación de combate y me gustaría siempre estar relacionada a la aviación. Lo que más anhelo es poder volar el F16.
Recientemente un compañero me compartió una foto de un chat que tuvimos por Instagram en 2016, en donde él me consultaba sobre qué avión me gustaría volar. Y yo, sin dudarlo, le respondí que el F16, que en ese momento no estaba en Argentina. Hace poco el gobierno hizo la adquisición de ese avión y va a llegar al país a fin de año probablemente, asique no pierdo la esperanza de poder volarlo.

-¿Qué te motiva?

-He descubierto desde mi lugar de instructora de vuelo que me gusta mucho enseñar, porque tengo la posibilidad de acompañar a alguien que no sabía volar, que estaba lleno de miedos, y finalmente verlo convertirse en aviador militar, capaz de crecer. Poder enseñar realmente me llena el alma y he descubierto que lo que aprendo enseñando, no lo hubiera aprendido volando sola. El poder interiorizarme en sus vidas, sus gustos, en cómo ellos atraviesan sus dificultades, y ser parte de sus procesos es buenísimo y lo disfruto mucho.
Soy muy estricta y les exijo mucho, pero no quiero que ninguno de ellos pase por las cosas que yo pasé, por las cosas que yo sufrí. Entonces me gusta brindarme a ellos de manera comprensiva, ganarme su respeto no desde la fuerza sino desde otro lugar.

Oriunda de Córdoba, la Primer Teniente de 30 años es la primer piloto de aviones caza bombardero de la Fuerza Aérea Argentina. Estuvo entre los mejores promedios durante su formación, por lo que se ganó una beca para estudiar en Estados Unidos, donde nació su apodo “Marvel”, aunque aún no es capitana. Su sueño es poder volar el avión F 16 Fighting Falcon.